Al final del río


Ya se que quiero ser de mayor. O en mis ratos libres. O cuando buenamente se pueda. 
Pocas sensaciones me resultan más placenteras que el escaparme con la canon a intentar capturar algún momento que merezca la pena. 
Un ejemplo, el domingo pasado. 
Un día de campo fantástico, con mi gente, con risas, juegos, charlas deslavar el mundo, y alguna Voll Damn. 
Una pequeña escapada posterior a la desembocadura del Guadalhorce, en solitario, cuando empezaba a caer el sol.
Ni un alma. Sólo yo, la canon, y 3 corredores furtivos que apuraban los minutos de luz por los senderos que te ofrece ese sitio. 
Una tranquilidad maravillosa. 
No diría que captara ninguna foto que mereciera la pena. Pero… la sensación allí en medio era fantástica. 
De mayor quiero ser fotógrafo de momentos especiales. No los que capte, sino los que consiga sentir. 
En el campo, en la calle, en un estudio, donde sea.
Y que luego me acompañe la inspiración.

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