Y resulta que durante una temporada me convertí en un ermitaño en mi propio trabajo. 
Sólo un año antes, era el tío más popular de la empresa. 
Vale, ni tanto ni tan poco, me he dejado llevar por el entusiasmo propio del que recuerda y ensalza los tiempos pasados. 

Pero si que me convertí en un rarito en el Parque Tecnológico de Málaga. Me convertí en ese que va con el móvil todo el día haciendo fotos a todo. 
Si, acababa de engancharme a Instagram. Y empezaba la tortura de pasear, de pasar calor, de pasar frío, de mancharme los zapatos de barro, porque amigos, el PTA era la caña para hacer fotos. 

El lago, los patos, los arboles, los senderos, los reflejos en los edificios, la gente paseando… el horror. 

Luego han pasado 5 años, y he vuelto, concretamente ayer. Me llevé la cámara, pero al final tiré de móvil. 
E hice esta foto con ayuda de mi amigo Jose Luis (batería de Zona Púrpura). 

La tenía en mente desde que uso instagram pensando como lo hago ahora, con gente en mis fotos. 
La visualizaba sin saber quien saldría, pero eso lo hago mucho. ¿No componéis mentalmente vuestras fotos?
Antes de incluso de saber donde, con quien, no pensáis a veces en esa foto perfecta? 
Ultimamente me ronda por la cabeza si merece la pena dedicar tiempo a esto. Estoy en un punto extraño en IG, me gusta lo que hago más que antes, pero sin embargo parece que al entorno no. Pero consigues hacer esta foto, que no se si transmite mas o menos, y te quedas a gusto. 
La buscaba y la encontré. Te da ese empujoncito que a veces necesitas, cosa que me pasa ahora con la Canon, solo que si que tengo claro lo que necesito. Un objetivo nuevo, con nombre y apellidos, y precio, maldita sea


Esta foto no es lo que os aporta, es lo que me aporta a mi. 
Un recuerdo de un sitio, de una época, de un ciclo. 
Egoísmo puro. 


Entradas populares

Mogwai