Red Dead Redemption


Comentábamos Dani y yo por mail hoy el poco tiempo que disponemos para darle a la consola.

El que yo dispongo lo estoy dedicando a Red Dead Redemption, gracias a que mi compañero Víctor me lo ha prestado hace ya un mes o así.

Y justamente no es un juego al que se le deban dedicar pocas horas, cosa que me hace mirar atrás y acordarme de mi querido FallOut 3, al que dedique cerca de 120 horas de mi vida.

Como con la ubicada en el Yermo, ésta aventura del Oeste requiere paciencia, ir descubriendo que puedes hacer, y para qué sirve.

No es un juego muy dinámico, ni que te tenga en tensión, pero engancha, la verdad.

Una vez que he ido pillándole el truco, ya estoy convirtiéndome en un pistolero al que no le tiembla la mano si hay que sacar el colt a pasear, siempre en el lado correcto, en el de la ley.

Ya he completado algunas misiones, pero no he cruzado todavía el río.

La cosa es que si sigo jugando a este ritmo, me veo que en mayo todavía estoy cabalgando con mi hermoso caballo por desiertos, pueblos y demás escenarios.

Con un considerable dolor de pelotas, eso sí.

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